sábado, 31 de enero de 2009

A jugar con cabeza

Esta jornada que ya se nos viene encima deparará un interesantísimo partido en la tarde del domingo (17:00) frente al Espanyol de Barcelona en el Estadio Olímpico.


El equipo catalán se encuentra en estos momentos en una delicada situación, ocupando puestos de descenso (19º a 4 de la salvación). Sin embargo, a pesar de que a priori es una de las sorpresas negativas de la temporada por el presupuesto de los periquitos y la calidad de la plantilla que se le presupone, es un caso similar al del Betis. En los últimos años no se han hecho las cosas del todo bien y han coqueteado demasiado con el descenso obteniendo la permanencia sobre la bocina; en algunos casos incluso in extremis (quien no recuerda el gol de Coro en el 91, temporada 2005/2006, que condenó al Alavés en el último minuto de la liga). Además, hay que sumar que en ambos casos últimamente han estado demasiado eclipsados por su eterno rival.

Se suele decir que cuando los equipos medianamente grandes mantienen una línea de estar en el alambre, al final la fuerza de la gravedad termina haciendo su efecto. En las últimas temporadas se ha hablado de Tamudodependencia, y lo cierto es que cuando el menudo jugador (en ambos sentidos) se encuentra lesionado, por una razón o por otra, el equipo no carbura. Otros hombres importantes son el alumno aventajado de Raúl, Luis García y De la Peña. Cuando faltan estas piezas, el Espanyol no parece el mismo.

En definitiva, su mala situación ya se ha cobrado las primeras víctimas en forma de ceses: el ex-recreativista Paco Herrera, que perdió el cargo de Director Técnico que ocupó durante los tres últimos años, y los entrenadores Tintín Márquez y Mané, que ha supuesto uno de los pasos más fugaces por el banquillo periquito. Así pues, desde el pasado 20 de enero, el puesto de entrenador lo ocupa un viejo conocido, el que fuera central del Espanyol, Mauricio Pochettino. Sin duda, una apuesta arriesgada y un tanto a la desesperada por confiar en alguien "de la casa", pero joven y sin experiencia.

En este escaso periodo de tiempo, el equipo parece haber reaccionado o al menos ha dejado mejores sensaciones, pues debutó en Copa frente al intratable Barcelona ofreció una buena imagen manteniendo a cero su portería. En liga, frente al Valladolid en Pucela, también se vio otro equipo, donde arrañó un empate que bien pudo ser una victoria. Y para concluir la semana, en el que fue su tercer partido, en la vuelta de la Copa pudimos presenciar uno de los partidos con más esencia copera, donde el Espanyol, tras ir perdiendo por 3-0 nunca cesó en el empeño de mirar la portería contraria con una presión muy agobiante. Tuvieron su oportunidad de pasar a semis.

Pero siendo más fríos, podemos pensar que esa nueva mentalidad e imagen es fruto del cambio momentáneo que supone la llegada de un nuevo míster (sobre todo en la actitud de ciertos jugadores que quieren hacerse con un puesto). A fin de cuentas, han caído eliminados, han sumado un punto, y aunque salen reforzados mentalmente, esto puede suponer un arma de doble filo.

Y aquí es donde debe entrar en escena el Recre. El Decano, con un colchón considerable de puntos sobre el descenso, y sin la presión por sumar que ha sentido sobre su cogote en el último mes y medio, debe tomarse el partido con tranquilidad. Pero ojo, con tranquilidad, no con relajación, que son dos cosas muy distintas. Su autoconfianza en el juego y en sus posibilidades deben seguir apreciándose y las líneas deben estar en el mismo sitio, nada de echarse atrás. Debe aguardar su momento y aguantar la más que previsible salida en tromba del conjunto catalán en los primeros veinte minutos para empezar a traerse el encuentro a su terreno con mucha cabeza. Hay que estar con el sistema nervioso a flor de piel y tener cuarenta ojos. No es momento de salir directamente a por el partido. A priori, es un partido propicio para que Lucas haga gala de su filosofía de fútbol más primigenia, el contraataque. Nosotros ahora no tenemos ni prisas, ni agobios, y aunque Montjuic se prepare para ofrecer un ambientazo, presionando como nunca, como si les fuese la vida en ello, nosotros a lo nuestro, eso no debe influir (para algo están las pistas de atletismo). Hombre rápidos como Sisi, Camuñas y Colunga pueden tener la clave.

Empatar allí o incluso ganar (¿por qué no?), supondría enterrar definitivamente al Espanyol desde el punto de vista deportivo. Sería un golpe que en mi opinión no podría superar. Vendrían de estar en lo más alto de moral por creerse que están en el camino, a enfrentarse nuevamente con la dura y cruda realidad. En ese caso, se acabaría el efecto gaseosa del cambio de entrenador y en nuestro caso, tendríamos 3/4 partes de la permanencia en el bolsillo. De lo contrario, daríamos aire a un rival importante que podría levantar el vuelo si encadena un par de resultados positivos.

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